Como un torrente de sangre poética ha irrumpido en plena primavera el cantautor Rafa Lorenzo con un disco homenaje al poeta de Asturias, Alfonso Camín.
A treinta años de la muerte de Camín, Rafa torna realidad aquellos versos del poeta transterrado Luis Rius: Yo te sembraría muerte, por ver si verdeabas.
Y Camín verdea y resurge en su tierra asturiana rejuvenecido y memorioso de Cuba y de México en esta celebración de la vida del verso que ha acometido el cantautor. 
Versos caminianos y composiciones propias, recitados, colaboraciones y músicas que desbordan el disco y su caja y saltan al escenario donde Rafa Lorenzo convoca y abriga, enciende, convence y encanta.
Pasan el oso y su rey y Chavela Vargas, espinelas de La Habana y tequila bravo del Tenampa. 
Reunión de aires y de donaires, el mapa hispánico entero, la nostalgia del manzano y el hórreo  y el pregón del manicero, el panta rhei de las aguas de Xochimilco y un barquero impertérrito, (¿será el de la muerte, será el del amor?)
Camín omnífago, multívago, completo y aglutinante, hombre todo de tres países y de palabra interminable como la constancia de su cantautor, que este es el segundo disco que le dedica, incluida  andadura de quijote trovero que camina el mundo en su cantar.
Que Rafa Lorenzo está hecho de los mejores versos y que Alfonso Camín en su trastierra verdea entre habanos y sarapes y altas cañas de azúcar y mujeres muy hermosas, macorinas de la noche americana, verdinegra como una ceiba, dolorosa como un amor.
A hierro y fuego se compromete Rafa Lorenzo en esta primavera que madura, con la palabra de Alfonso Camín. Bienaventurados quienes puedan asistir a esas presentaciones donde desde la memoria se yergue la canción. Y que más de uno se rompa la camisa del alma y desnuden los versos su torso de mulato. Ponme la mano aquí, Macorina. Ponme la mano aquí.

María García Esperón